Sombreros por doquier

May 25, 2009 at 5:27 pm (En las calles de Bogotá)

Mi sombrero

Por Enrique Mathieu 

-Disculpe señor – ¿A cómo tiene este sombrero?

-¿Éste?, – Vale 70.000

-¿Nada menos?

-Es lo que vale chinito, está barato, – Pruébeselo y verá como le luce.

-Sí, me queda perfecto, pero se me sale del presupuesto.

-¿Cuanto tenía pensado?

-50 y me quedo con lo del Transmilenio.

-Hágale, lléveselo. 

Resulta paradójico escuchar este tipo de conversaciones en la calle de las sombrererías como popularmente se le conoce a ese sector de la calle 11 en el centro de la ciudad. Y no deja de ser curioso, no porque no sea un lugar donde las ventas sean escasas, sino porque es cada vez mayor el número de personas jóvenes que adquieren sombreros en una calle que es tan tradicional como el accesorio mismo. 

Y es que el negocio de los sombreros data del año 1900 aproximadamente, periodo desde el cual existe la primera de las sombrererías en la ciudad siguiendo otra directriz histórica que fue la de establecer negocios conjuntos y calles que los representaran y los encerraran en ellas. Es el caso de la calle 11 donde se encuentran la mayoría de estos locales, todos juntos a lado y lado de la calle.  
Estos sitios en su mayoría tienen ventanales grandes donde exhiben orgullosamente los diferentes modelos de sombreros que tienen a disposición; de igual forma lucen avisos con tipografía antigua, fiel reflejo de la tradición que acompaña esta industria. En el interior los locales son sobrios y tranquilos, llenos de sombreros a todos lados que incluso llegan a opacar los letreros de los precios hechos en cartulina de colores.
 

Por lo general, quienes atienden los sitios son señores de edad avanzada, bastante atentos y conocedores del tema, así que la charla se puede extender más allá de la simple venta e incluso son bastante enfáticos en los cuidados que se debe tener para mantener un sombrero en buen estado.

En un momento de la tarde, el flujo de personas en la calle y dentro de los negocios aumenta, el ¿cuánto cuesta?, y el ¿nada menos? se hace recurrente. Sin embargo, la amabilidad no desaparece y como quien hace un recorrido guiado por la historia, el vendedor le resume a los clientes los materiales, los beneficios, el mantenimiento y el costo del sombrero que se quieren llevar. 

Esa tarde, la clientela que frecuentó la famosa calle 11, la de los sombreros, eran en su mayoría hombres, algunos acompañados por sus esposas (o eso parecían) siempre dispuestas a dar el visto bueno sobre la adquisición. Aunque las sombrererías tienen un público objetivo y que es el bastión de este negocio, en el último par de años muchos jóvenes han admitido al sombrero como una prenda dentro de su armario gracias al regreso de los estilos retro y vintage. 

Resultó anecdótico que en un mismo sitio se encontrarán personas de edades tan distantes todos buscando satisfacer un mismo deseo, tener un sombrero nuevo. Un señor de aproximadamente 60 años de edad, gordo y de unos 1.70 de estatura compró una boina café, otro de aspecto más joven, alto y robusto adquirió un sombrero blanco con una cinta negra alrededor, al mejor estilo del que usa el presidente Uribe durante sus cabalgatas, y yo que fui a hacer una crónica, aproveché para comprarme uno negro, para lucir en alguna foto como uno de los hermanos Caradura y espero que me dure hasta el próximo Halloween.

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Sensualidad con aroma a café

May 25, 2009 at 5:18 pm (Crónicas) (, , , , , )

Por Enrique Mathieu 

Cae la noche en Bogotá y las almas se liberan. Ejecutivos, universitarios, empresarios, dejan fluir su lado más mundano casi sórdido para dejarse llevar por una bella mujer a tomarse algo y de paso deleitar la vista.

-Buenas noches, bienvenidos a Aroma y Tanga – mucho gusto mi nombre es Catalina. 

Catalina es de estatura media, tiene el cabello largo de color negro con algunos visos de tinte rojo y un rostro angelical donde resaltan sus ojos color miel. Tiene 19 años, aunque su verdadera edad, al igual que su apellido, es un misterio.

Desde hace 8 meses, esta mujer que aflora ternura a cada paso, ha tenido que interpretar diferentes roles en su trabajo. Mucama, enfermera, policía, ángel y diabla en una sola noche, son sólo algunos de los personajes en que se transforma para hacer suspirar a los clientes de Aroma y Tanga, el primer Café con Piernas que abrió sus puertas en Bogotá. 

El concepto de este tipo de lugares viene desde Santiago de Chile donde se originaron y son bastante populares. El bar cuenta con una mesa que recorre a lo largo el sitio y varias sillas a los costados (en promedio las jóvenes atienden entre 50 y 70 clientes por día). En el medio de la mesa hay un espacio por donde transitan las meseras que pueden ser unas 10 o 12. El ambiente que se vive al interior del bar es similar al original chileno, sin embargo, los dueños han adaptado sus Cafés con Piernas acorde al escenario colombiano. 

Edwin Burgos, administrador de Aroma y Tanga afirma que “La idea se retomó de los cafés con piernas en Chile pero aquí la diferencia es que aquí además de vender café, ofrecemos bebidas alcohólicas y abrimos las puertas a partir de las 6 de la tarde. En Santiago abren a mediodía”.

Otro factor que diferencia a los cafés colombianos con los chilenos es que las meseras hacen un show de striptease previa solicitud del cliente llamado “Table Dance”, el cual consiste en bailar sensualmente tres canciones mientras se quitan la ropa (la poca que de por sí ya llevan) y quedan en tanga, aunque se cubren los senos. 

Sin importar las modificaciones que se implementaron en Aroma y Tanga y otros sitios que surgieron posteriormente con respecto al modelo chileno, se mantiene la premisa que hace a estos sitios diferentes de cualquier otro y que parece ser la base de su popularidad. SE MIRA PERO NO SE TOCA. 

-Aquí yo trabajo como mesera, también atiendo a los clientes les hago un ratico de compañía, hablo con ellos y si lo desean hago un baile. – Esta danza cargada de sensualidad y erotismo le costará $45.000 al personaje que la requiera, aunque la pueden pagar entre varios pero la mesera ya no tendrá exclusividad con ninguno. La duración de dicho espectáculo varía dependiendo del tiempo de cada canción pero no será un periodo mayor a 20 minutos.

Catalina afirma que “es un show insinuante pero de ahí no pasa”. La joven mujer asegura que es algo artístico casi como un desfile en ropa interior. 

Esta parte de su trabajo es la que las personas confunden con prostitución. Por esta razón algunos clientes tienden a pensar que pueden conseguir algo más íntimo con las meseras, porque las consideran mujeres fáciles. Nada más alejado de la realidad, incluso en el momento del striptease la regla se mantiene, ver y no tocar. Incluso el administrador y sus compañeras la protegen, no se permite grabarlas ni tomarles fotografías y en la puerta se ubican dos hombres por si alguno de los usuarios se quiere sobrepasar. 

-Anoche vinieron unos tipos de Guatemala, estaban tomando cerveza, vieron un show, nos propusieron a una amiga y a mí que les hiciéramos uno.

-La pregunta típica que si nos podían tocar y les dijimos que no, luego nos dijeron que teníamos que quitarnos toda la ropa igualmente nos negamos…Al final nos ofrecieron darnos un millón de pesos aquí y otros dos a la salida si hacíamos el striptease como ellos querían y nos tocó pedirles que se fueran. 

Sara, una compañera de Catalina y quien lleva cuatros años como mesera en Aroma y Tanga afirma que “Más allá de mostrar nuestros cuerpos creo que lo primordial es tener carisma, que seamos capaces de entrar en contacto con el cliente, de mantener una conversación agradable”. Esta mujer con apenas 23 años, rubia, de ojos verdes y cuerpo escultural dice que “casi que nos convertimos en psicólogas de los que vienen”. 

En el recorrido por los Cafés con Piernas en el norte de Bogotá también está incluido Piel y Miel. Detrás del Centro Comercial Bulevar Niza este sitio surgió un par de años más tarde que Aroma. Este bar conserva la esencia de sus pares chilenos en cuanto a la estética de la barra, los asientos a los lados y la pasarela por donde desfilan bellas mujeres.

En Piel y Miel también hay “Table Dance”, filosofía de ver y no tocar pero no se sirve café, además de jueves a sábado existe un consumo mínimo de $25.000. Merced de la competencia, este sitio ofrece un espectáculo de striptease completo que realiza una mujer contratada especialmente para esta función. El show se realiza después de las 11 de la noche y no tiene costo alguno porque se realiza para todos los asistentes  de la barra.

 A las 4 de la mañana, Catalina se cambia, se despide de todos y aborda un bus sobre la carrera 15 que la llevará a su casa. Mañana ella y sus 10 amigas volverán para complacer las fantasías de más hombres y servir el café más sensual que alguien haya podido tomar.

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CENTRO DE ZOONOSIS = MUERTE

May 25, 2009 at 5:14 pm (Crónicas) (, , , , , , , , , )

Por Diego Bonilla

El operativo de recolección esta a punto de dar inicio. Los dos camiones que tienen cupo para 60 perros están listos para hacer la ruta por alguna localidad de la ciudad en busca de perros callejeros o que por descuido de sus dueños quedan un segundo desamparados. En cada vehículo van tres personas que son las encargadas de tirárseles como fieras a los caninos indefensos que deambulan en las calles bogotanas.Perro

Se siente el ambiente frío, desolador y entristecido por el sacrificio de 300 animales entre felinos y caninos en esta semana. De forma inclemente son asesinados con la excusa de una sobrepoblación en la capital y según el director del centro para beneficiar a los ciudadanos de posibles contagios. La enfermedad animal que puede contagiar al hombre se llama zoonosis.

El Centro de Zoonosis o el mal llamado por la Secretaría de Salud “Centro de Tenencia y Adopción” funciona en Engativá, en el barrio El Muelle. Alrededor de las instalaciones del Centro hay casas, calles, negocios y colegios que son testigos auditivos del sufrimiento por el encierro que padecen los animales. 

Pasan unos días y vuelvo a este lugar veo que de las 256 jaulas existentes, nuevamente, están prácticamente llenas. A mi cabeza viene la idea de cómo cayeron estos perros en los operativos. Unos durmiendo, unos jugando y otros simplemente sin oponer resistencia se resignan a su suerte. En cada jaula pueden haber más de diez animales. Estas se dividen por colores, las verdes y azules son aquellas en donde están los perros separados por un grupo de personas que sin ánimo de lucro se vinculan con la causa de promover la adopción, pero no cuentan con mucho tiempo para cumplir con su labor, si no lo hacen de forma rápida estos animales que tienen una última esperanza serán asesinados. Las rojas, que afortunadamente están vacías están destinadas para aquellos que tengan algún problema legal; y allí pueden permanecer años hasta que sea resuelto el problema jurídico. Por ultimo, en las de color gris están aquellos que esperan que su amo, que irresponsablemente los dejó abandonados en las calles,  lleguen en busca de ellos; otros, esperan que alguien de buen corazón promovido por un grupo de personas, interesadas en su destino, se fije en ellos para tener una segunda oportunidad y no terminar en un destino desconocido. Porque nadie sabe que pasa después de que son sacrificados y recogidos por la empresa Eco capital. 

¿Cómo son los sacrificios?

José Navarrete director del Centro. Estableció el procedimiento médico de eutanasia individual, luego del gran escándalo desatado por un video en el cual se mostraba el mal llamado “sacrificio” de perros por medio de corriente en el cual eran mojados y sujetos a grandes cargas de electricidad. Sin que murieran de forma inmediata y expuesta a nuevas descargas hasta que dejaran de moverse.

Me demoré unos días en tomar la decisión de asistir a esta práctica, pero en el fondo me ganó más la curiosidad de verificar si realmente habían cambiado la forma en que los liquidaban. Camino a escondidas para no ser visto por un callejón de paredes sucias y malolientes, con la complicidad de uno de los operarios que laboran allí. Me pide 10 mil pesos para realizar mi labor. En ese momento pienso que si por esta suma de dinero puedo ver el sacrificio de los animales, que puede pasar con los animales si a los trabajadores se les ofrece una suma mayor? Es algo a lo que ni si quiera quiero encontrarle una respuesta. Veo las primeras jaulas donde están los destinados a la muerte. Siento pánico, dolor y tristeza. Mientras que sigo caminando intento no mirar las jaulas que están a lado y lado, pero es inevitable sentir el desespero y el dolor que llevan estos animales que lo manifiestan por medio de ladridos. Sus miradas me intimidan y termino por mirar a unos animales que ya bajo el efecto una inyección de Tranquilán, que horas antes les habían aplicado, esperan su turno para ser sacrificados sin justa razón. Veo que son jóvenes y llenos de vida, que lo único que esperaron al llegar a este mundo era cariño y encontrar a quien ser fieles por su corta existencia perruna. Pero por cosas del destino, irresponsabilidad e insensibilidad de otros, ese es el último suspiro que darán.

Al estar en el mesón de la muerte les aplican una inyección con Eutanex que, según el doctor Navarrete, su valor oscila entre 80 y 100 pesos cada frasco, produciéndoles la muerte cerebral apenas entra al organismo del animal y posteriormente un paro respiratorio. Este procedimiento se repite cada martes y jueves de la semana, sin descanso.

 UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD

Cualquier persona que lea el aviso ubicado a la entrada del Centro de Zoonosis, se imagina que deja su animal en el mejor albergue del mundo. Pero esto es mentira, allí no es un centro de tenencia y mucho menos de adopción patrocinada ni promocionada por la Secretaría de Salud. Hay que reconocer que cuando se efectúa una adopción entregan el animal esterilizado, vacunado y desparasitado. ¿Pero, si no se preocupan por difundir este mecanismo de adquisición de animales para que sirven estas cosas?

Perro 2

Eran las 2 de la tarde, Wilder Jiménez llega con una hoja en la mano. Veo en su rostro un poco de alegría pero a la vez incertidumbre. Habla con una voluntaria que en ese momento esta en el centro. Ella se dedica a promocionar y activar la adopción y aunque no ha sido tarea fácil no desfallece. Los sigo para verificar a que vino Wilder. Él se toma su tiempo para mirar una a una cada jaula, hasta que el momento llega. Sale de la celda un perro criollo enrazado con labrador. Es dorado, esta asustado, se nota por su cola entre las piernas; él lo acaricia lentamente dándole un poco de confianza. Poco a poco el canino nota su nueva realidad, un joven de buen corazón que no llegó con el animo de tener una mascota ostentosa, de raza, de cierto tipo, ni de pedigree. Simplemente vino a buscar un amigo fiel que lo reciba en las tardes cuando llegue de la Universidad, alguien por quien preocuparse y lo más importante: a salvar dos vidas  “el que sale en adopción y al que le queda el cupo del saliente”. Wilder y su nuevo amigo salen del corredor frió y desalentador, Simón, como llamó a su perro camina al lado de él y todo el tiempo lo mira.

 Miro a los dos y siento que Simón no cree lo que le está pasando, su cola empieza a moverse y da brincos de felicidad. Talvez está entendiendo que tiene una oportunidad con su nuevo amigo y debe estar pensado lo fiel y amoroso que deber ser de ahora en adelante y olvidarse de un posible pasado tortuoso. La hoja que lleva en la mano es una consignación del banco Davivienda por 20 mil pesos. Es el bajo costo que se debe pagar por salvar una vida y tener varios años de felicidad. Cuando miro a los ojos a Simón  veo su cambio de ánimo radical en unos minutos, sosteniéndole la mirada me parece increíble que sea mas caro el costo de morir y no el de vivir. Con 20 mil pesos hoy en día es muy poco lo que se puede hacer pero si se tienen la mejor opción es adoptar un animal. No hay que pagar sumas escandalosas por una mascota, cuando hay miles de  animales llenos de vida y cariño que esperan un nuevo hogar.

La promoción y el conocimiento de las adopciones en este lugar ha sido gracias a la labor inagotable de un grupo de personas que sin ningún reconocimiento personal ni monetario se dedican días enteros al cuidado y conservación, hasta donde les es posible, de algunos animales para darles una segunda oportunidad. Ellos a diario visitan el Centro para decidir qué animales, entre caninos y felinos, pueden separar para dar a conocer por medio de Facebook y personalmente. Irónicamente es alentador ver como se han promovido miles de adopciones gracias a estos grupos en medio de cientos de sacrificios que aquí se realizan.

Con la dualidad que veo no se qué sentir, si alegría por los que se van  o tristeza por los que mueren, pero lo único cierto es que se debe incentivar la cultura de la adopción porque no obstante que el Director de Zoonosis asegure que hacen campañas para que los ciudadanos conozcan este programa, eso no es cierto. Ni la mitad de lo bogotanos tienen idea de que se puede adoptar un perro. Esto ha sido gracias, repito, a las personas desinteresadas que se preocupan por los que no tienen voz y sufren el maltrato y la indiferencia de los colombianos. Pero ellos no lo pueden hacer todo. Cabría preguntarse por qué las inversiones que hace la Secretaría de Salud  en eutanasias, operativos, empleados y muchas cosas más, que son costos bastante elevados ¿no los invierten en campañas que valgan la pena?  Como la masificación del programa de adopción. Esto es una pregunta a la que cada uno tendrá su respuesta.

Después de ver varias personas adoptando perros y gatos, creo que ya es el momento de salir de allí. Al pasar la puerta verde que me deja fuera del Centro escucho ladridos y chillidos que me hacen voltear y preguntarme ¿qué sería de este Centro si no existieran personas  que impulsaran las adopciones?

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UN DESALOJO QUE DIO FRUTOS

May 25, 2009 at 5:08 pm (En las calles de Bogotá) (, , , , )

Hace 30 años la Avenida Chile entre la Caracas y la carrera 11 era el lugar preferido para los bogotanos para comprar flores. En lo que hoy en día es el separador de las avenidas que conducen de oriente a occidente y viceversa existían más de 15 puestos en donde los enamorados, despechados o dolientes adquirían un arreglo floral. 

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 Por Diego Bonilla

Uno de los detalles mas sencillos pero concretos para manifestar un sentimiento son las flores, tradición que ha existido desde cientos de años atrás. En la calle 68 y 69 con avenida caracas funcionan más de 40 puestos de venta de arreglos florales. Es una zona que de un día para otro se convirtió en un lugar en donde se consiguen todo tipo de flores, incluso de exportación. En la actualidad se conoce como la calle de las flores, incluso la estación de transmilenio que funciona en este sector de llama flores. Es una cuadra donde una entra a otra dimensión, donde solo se ven arreglos florales para una bonita ocasión hasta coronas fúnebres para despedir un ser querido. 

La ubicación de estos puestos en este sector fue por casualidad, la mayoría por no decir todos los que trabajan allí es por tradición familiar. “hace 30 años mis papas tenían el mismo negocio pero en la 72 casi con 15”. Y es que en esa época en este sector nadie se imagino que iban a ocupar toda una cuadra para venta de flores. Por una decisión del distrito los vendedores de estos arreglos fueron desalojados de la avenida chile. “para mi mamá fue muy duro cuando paso eso, porque era el trabajo de ella y el sustento para nosotros”. De un momento para otro fueron sacados de ese lugar sin ninguna explicación y lo único que les dijeron fue que no podían seguir con sus negocios sobre hoy en día esa importante avenida del sector financiero. 

Con el desespero del sustento diario algunos de los vendedores de esa época empezaron a buscar el sitio ideal para seguir con sus ventas. Con el paso del tiempo se fueron ubicando poco a poco en lo que hoy es la calle de las flores. “hace 28 años llegamos aquí. Fue por mis papas que consiguieron ubicarse acá”. Y es que como todo colombiano que nunca se vara por nada, a un individuo se le ocurrió que este podría ser el sitio adecuado para los vendedores. “un señor que toda la vida ha trabajado con flores decidió que el sitio para volver a ubicar a todos los vendedores fuera este”. De ahí en adelante con el ingenio de este hombre empezó a crecer el sector más grande de venta de flores. “Poco a poco se fueron construyendo los localitos, y se empezaron arrendar. Hasta que esto se convirtió en un sitio exclusivo para nosotros porque aquí no se vende nada mas”.

Los locales son pequeños, pero ideales para el trabajo de ellos que es lo que les da para sobrevivir. “acá estamos mejor que en cualquier otro lado porque estamos seguros, nadie nos molesta y a pesar que hay mucha competencia cada uno tiene su clientela y no hay peleas. Para que vamos a necesitar mas espacio” dice Nayibe Nieto, propietaria de uno de los cuantos negocios existentes y que desde niña trabaja con flores porque ha sido el negocio de su familia. Ella es la encargada de contar un poco la historia de la transición de la calle 72 a la calle 68. Nayibe describe que en la preparación de un ramo se puede demorar hasta una hora, dependiendo del tamaño y la cantidad y tipo de flor que el cliente quiera. “se consiguen arreglos desde 15 mil hasta 300 mil pesos”. Y cualquier persona se escandalizaría al escuchar esta cifra, pero en una floristería cualquiera lejos de este sector los precios van desde 40 hasta 450 mil pesos. Desde aquí empieza a haber una diferencia muy grande. “es que en otros lados tiene que ser más caro porque el arriendo es mas costoso, acá el uno paga poquito y vende barato, pero son las mismas flores” explica. 

Estos comerciantes consiguen su instrumento de trabajo en los cultivos de la sabana de Bogotá, el mismo sitio donde las compran las grandes floristerías y que a veces venden el mismo producto que en las flores por el doble de precio. Y cuando se habla del doble se incluye hasta el domicilio. En la floristería San Diego un arreglo con una docena rosas vale 50 mil pesos, en las flores 25.000. se comparo el precio del domicilio y la diferencia es exagerada. Desde la calle 68 con caracas hasta el portal del norte ubicado en la calle 170 San Diego cobra 25 mil pesos adicionales al precio del ramo, es decir 75 mil pesos. En la calle de las flores por esta misma distancia se cobran 10 mil pesos por el domicilio, es decir  35.000 pesos el mismo arreglo con l misma docena de rosas. 

“Yo hago los domicilios en mi moto, desde hace 15 años y es un trabajo que me agrada” cuenta Gabriel Maldonado, trabajador de del lugar quien lleva los arreglos a su destino. Y es que tiene porque agradarle su trabajo, es el encargado de entregar las flores y la vez tiene que aguantar las miles de reacciones de quien las recibe. “hermano acá se ve de todo, hay viejas locas que se atacan a llorar de la felicidad, otras que dicen dígale a ese tal por cual que no mande nada que no quiero saber de él, otras lo abrazan a uno como si el que les diera el regalo fuera uno y cosas así. Gabriel tiene aproximadamente 40 años, es un hombre delgado y de una estatura de un 1 metro con 80 cm.  Todos los días llega a las 8 de la mañana en su moto de marca Yamaha dispuesto a entregar los domicilios del día. “una vez me toco aguantarme una escena de dos maricas que se empezaron a besar. Eso fue en el barrio colina campestre, llegue al apartamento habían dos tipos y cuando abrió la puerta uno de ellos me recibió el regalo. Desde un principio se me hizo raro porque las flores iban sin tarjeta y sin nombre a quien entregárselas, solo dieron la dirección y dijeron que ahí siempre había alguien. Lo que uno siempre piensa es que son pa una vieja pero no. Yo no me di cuenta y detrás mió venia un tipo que cuando entregue el ramo se le lanzo a quien lo recibió diciéndole que feliz cumpleaños, y ahí fue cuando este par de maricas se empezaron a besar. Yo salí de ahí pero asustado. No es la primera vez que me tocaba llevar flores de un hombre para otro pero nunca había visto una escena así”. Dice Gabriel con mucho desparpajo. 

En la calle de las flores el día comienza a las ocho de la mañana. Hacen limpieza de las calles y luego sacan a exhibir las flores para la venta del día. “ lo que hicieron con el desalojo de la 72 fue un favor, acá estamos mucho mejor y para los clientes también es muy bueno. Por lo que hablo con mis papas y ellos ven que de vez en cuando vienen a mirar mi negocio me dicen que es mucho mejor acá”. Cuenta Nayibe. Al lugar acude gente de toda clase social, llegan personas en vehículos lujosos y otras a pie, pero todas con la misma intención.

Comprar un arreglo para pedir disculpas, un cumpleaños, aniversarios fiestas de 15 años, Etc. “ las mejores épocas acá son el día de la mujer, el de la madre, amor y amistad y en diciembre los grados, aunque en el resto del año uno no se puede quejar si no que en estas fechas se ve la abundancia del dinero” afirma Nayibe. Flores

Viendo esta calle, con tanta diversidad de colores y olores provenientes de las flores obligatoriamente se remonta el pensamiento a los miles de sentimientos que puede expresar un arreglo floral. Y darse cuenta con la alegría e ilusión que llega cada comprador es motivador porque quieren expresar con un detalle mínimo y muy económico lo que no pueden decir con palabras. Encargan sus sentimientos a personas como Nayibe y Gabriel que son los encargados de hacer perfecto el trabajo para que las flores cumplan su misión. 

De las tantas decisiones que ha tomado el distrito equivocadas y otras posiblemente acertadas, esta de haber desalojado hace unos años a los vendedores de flores de donde estaban ha sido la mejor, ya que se ve la alegría y entusiasmo con que hacen el trabajo en estas cuadras y a pesar que mucha gente no conoce este lugar o simplemente lo tildan de ser un sitio barato como dice Nayibe, ellos esperan seguir viviendo de lo único que  saben hacer. Transmitir sentimientos de extraños que confían en las manos de los que trabajan allí y convierten esos sentimientos en arreglos florales.

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Un tiquete al pasado

May 15, 2009 at 2:12 am (Crónicas) (, , , , , , )

Por Ana María Cuartas Peña.

 Un viejo ferrocarril oxidado se alcanzaba ver en el fondo de la Estación de la Sabana. Desde una reja negra, que va de la calle 13 hasta la carrera 18, el esperaba impacientemente. La mañana era clara y todo estaba en completo silencio. A las 8 y 13 minutos de este domingo, no se oía nada; ni el tradicional sonido del tren, ni bullicio de decenas de personas esperándolo. Aún era muy temprano.

Imagen1

A las ocho y treinta, el guardia de la Estación se acercó y le indicó seguir, junto a siete perso

nas más que esperaban en la reja.

– Señor, ¿usted sabe a qué horas arranca el tren?, preguntó al guardia.

– Por ahí en 5 minutos, contestó.

– ¿Puedo pasar ya a la Estación?, preguntó.

– Claro, siga. ¿Ya tiene los tiquetes?, dijo.

– Si, aquí los llevo.

 Cuando pisó el suelo de la Estación, Don Tulio tuvo inmediatamente una regresión al pasado. Imaginó la algarabía hace más de 60 años, cuando la Estación era el sitio más representativo del desarrollo comercial de Santa Fe. Al interior de ella, huele a historia. Pues a pesar de las remodelaciones que se le han hecho, ella aún conserva la esencia de vieja terminal. Sus colores y matices guardan un toque melancólico, el mismo que hoy le imprimen algunos de sus visitantes: viejos pensionados que aún recuerdan con nostalgia los viajes que realizaron en décadas pasadas.

Según cuentan algunos, la Estación fue ubicada en la calle 13 por considerarla la “puerta de oro de la ciudad”, pues esta vía permitía el acceso a diferentes puntos del país. En sus vagones, el tren cargaba pasajeros, abarrotes y mercancías provenientes de diferentes partes de la nación y del mundo.

La Estación del Tren de la Sabana comenzó a construirse en 1913, durante el gobierno de Carlos Restrepo, y fue inaugurada el 20 de julio de 1917. El edificio diseñado por el arquitecto Mariano Santamaría, tuvo un costo de $750 mil pesos oro en su época. Para sus visitantes, como Don Tulio son de especial interés arquitectónico la fachada rematada por una talla en piedra del escudo nacional, y el amplio vestíbulo, situado frente a las puertas de acceso. Actualmente es la sede de la Superintendencia de Puertos y Transporte, adscrita al Ministerio de Transporte.

“Era apasionante escuchar el sonido del tren”, asegura Don Tulio, mientras espera a un clásico autoferro diesel de los años 50, que lo llevará a Zipaquirá, junto con su esposa y sus dos nietos. Han comprado 4 tiquetes, dos a $32.000 pesos y otros a $19.000. El trayecto que incluye paradas en Usaquén, La Caro, Cajicá y Zipaquirá tiene como fundamento, un domingo en familia. Don Tulio es un hombre que vive del pasado, para él, “recordar es vivir”, por eso destina parte de su pensión cada mes para compartir junto a los suyos, su gran pasión: el tranvía.

Imagen 7 – ¿Qué lo que más recuerda de aquellos tiempos?, le pregunto.

– El paisaje muy hermoso y la gente muy cálida, afirma mientras me mira.

Desde hace unos años, la empresa Turistren Ltda tiene la concesión del servicio. Semanalmente organizan viajes para instituciones educativas y turistas, los sábados, domingos y festivos. Los tiquetes deben ser adquiridos con algunos días de anticipación en la calle 110 con carrera decima, para disfrutar recorrido de 53 kilómetros por la sabana. El viaje lo ameniza una banda papayera; y en su interior los pasajeros pueden degustar de platos típicos como el tamal, chocolate, chorizos y arepas.

Mientras vamos dentro del vagón, don Tulio dice en tono sarcástico: “Que raro es ver gente joven como usted aquí. Ahora son los extranjeros, los que montan en tren”. Le molesta el abandono y la falta de identidad de sus conciudadanos. El es un cachaco de los de antes, de los que vestían sobreros y gabardinas, de los que aún recuerdan con pasión el Bogotazo y a quien le duele el olvido.

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La calle de la chicha

May 15, 2009 at 1:53 am (En las calles de Bogotá) (, , , , , , , , , , , , )

Por Ana María Cuartas.

La mejor chicha de Bogotá se consigue en el Barrio La Perseverancia, aseguran quienes la toman; y es que muy cerca a ese lugar, en la calle 32 con cuarta se celebra anualmente un evento llamado Festival de la Chicha, el Maíz, la Vida y la Dicha, el cual rinde homenaje a esta noble bebida ceremonial. La chicha, íntimamente relacionada con la clase obrera capitalina, contaba con 800 sitios de expendio para finales del siglo XIX. Considerada por algunos como la “bebida maldita” que enloquecía a quienes la tomaban y causante principal del levantamiento popular del Bogotazo en 1949, tuvo una larga prohibición por parte del Gobierno durante muchos años. Jorge Bejarano, ministro de higiene de la época, encontró en el evento del 9 de abril la excusa perfecta para agilizar la caída de esta tradición.

Hoy la llamada “calle de la chicha” es un lugar muy diferente. Los negocios plenamente organizados y certificados por la Secretaría de Salud del Distrito, se alejan de los tradicionales sitios de encuentro en la época de Gaitán. Las chicherías antihigiénicas, los negocios ruidosos, las cantinas de maldades donde se ejecutaban delitos, las mesas de juego desaparecen ante los ojos de sus vecinos. “La Perse”, conocido popularmente con ese nombre, es un barrio tranquilo entre semana. Abundan los negocios de fritanga, en donde se ofrecen variedades gastronómicas de la región cundiboyacence como el bofe, la jeta, la mazamorra chiquita, la chanfaina y el tradicional cocido boyacense. Por obvias razones, la chicha es la bebida infaltable, pues como símbolo histórico de identidad de los habitantes del sector, no representa para ellos únicamente la fuente de sus ingresos sino también un elemento profundamente arraigado a su cultura.

Doña Anunciación, me mira mientras se come un chorizo de maíz, y con la seguridad que le dan sus años, afirma que en repetidas ocasiones, Gaitán fue sorprendido “jugando tejo y tomando chicha por ahí”, y es que los 88 años reflejados en su mirada, dan testimonio de la historia de esta calle. Cuentan los vendedores del sector que los fines de semana, el agite es grande. Los turistas y visitantes asiduos pasar por sector buscando excentricidades como la chicha de durazno, la de borojó y la de arracacha. “Se ven personas de todo tipo”, asegura Doña María, mientras revuelve la olla donde está el elixir sagrado de los muiscas, que cada año reza por no desaparecer.

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UN PUEBLO ERRABUNDO EN LA CIUDAD

May 13, 2009 at 3:24 am (Crónicas) (, , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , )

Por Sergio Ricardo Peñaranda Castro

La tarima de madera retumba con los pasos de ocho gitanas que con vestidos largos de colores rojo, azul y verde, los hombros destapados, y cinturones de monedas que resuenan con el movimiento de sus caderas, bailan al ritmo de la música de su pueblo legendario.

Son las siete de la noche del seis de marzo y el auditorio Teresa Cuervo Borda no sólo está repleto de música. También de más de 250 personas que aplauden a las bailarinas y a una orquesta de once músicos de no más de veinte años (dos violinistas, dos flautistas, dos acordeonistas, un teclista, un guitarrista y un bajista) apoyados por cuatro coristas mujeres. Ellos interpretan odas al aire y a los campos, y a su amor por la libertad… por esa vida nómada que caracteriza a los gitanos y que los ha traído a Colombia desde la época colonial. 

Dalila Gómez, una gitana de 35 años, cabello largo y negro, y de ojos pequeños pero mirada penetrante, encabeza la batalla por preservar su cultura. Ella pertenece al Proceso organizativo del pueblo Rom de Colombia (Prorom). Hoy lleva un vestido naranja adornado de flores, se ve algo nerviosa por el evento, y camina de lado a lado.

Los ancianos son muy respetados. Representan la sabiduría.

Los ancianos son muy respetados. Representan la sabiduría.

Afuera del auditorio Dalila regaña a un par de muchachos en rromanés, idioma de los gitanos, cercano al sánscrito de la India, país desde donde este pueblo se expandió por todo el mundo soñando libertad. En los tiempos de la conquista española pusieron sus pies en tierras latinoamericanas, y en la primera y segunda guerra mundial llegaron muchos más. Trajeron su música de panderetas y acordeones, el arte de leer las cartas y descifrar el futuro en la palma de la mano, y sus herramientas para hacer cacerolas, olletas y paelleras de aluminio, cobre y acero.

Pero las cosas han cambiado mucho. Las ciudades han crecido y la mayoría de gitanos han tenido que dejar su eterno peregrinaje. Antes de los 15 años Dalila recorría los municipios de Tolima, Cundinamarca, Córdoba y Antioquia, con sus padres Kolya y Alicia. Hoy vive en una casa de tres pisos en el barrio Bosque Popular. Aún así, practica un nomadismo mental, es decir, una forma de pensar sin ataduras. 

Las niñas desde pequeñas aprenden las danzas tradicionales.

Las niñas desde pequeñas aprenden las danzas tradicionales.

Estudió Ingeniería Industrial, lo que es extraño en una cultura en la que sus miembros no  suelen entrar a la educación formal, y hace tiempo que no practica la actividad tradicional de las mujeres: la lectura de la Buenaventura o quiromancia. A los 13 años, edad promedio en la que las gitanas se casan, le propusieron matrimonio, pero lo rechazó. “Los gitanos somos rebeldes, pero yo soy una rebelde entre las rebeldes”, sentencia.

Dalila explica que este evento busca rescatar un poco la cultura de los gitanos y visibilizarlos ante los gadyè (no gitanos) y reivindicar los derechos que tienen como minoría. 

Amé le Rom (Nosotros los gitanos), nombre del grupo musical que está tocando, interpreta el contradictorio sentimiento gitano de euforia y melancolía, que está presente en una misma canción. Los ritmos rápidos, de tonalidades agudas dadas por el violín y el acordeón recuerdan una polka rusa, e invitan a los pasos ágiles y a los movimientos de cadera acelerados de las bailarinas. Mientras que con los sonidos más graves, lentos, dados por el bajo y el rasgar de la guitarra evocan la tristeza de los gitanos.

En el aire resuena el estribillo en rromanés (con subtítulos en una pantalla detrás de la orquesta) de la canción Nosotros los gitanos y que resume esos sentimientos opuestos: “nos alegramos y reímos, y también nuestro corazón sufre desolación”.

Sólo las mujeres bailan. Los hombres tocan los instrumentos en la orquesta u observan desde el público. Tradicionalmente ellos se dedican al tratamiento de metales. Es el caso de Ricardo Gómez, más conocido por su nombre gitano Milane y  tío de Dalila, que tiene un taller llamado Yoska en la calle 66 con 18. Allí, en medio de un olor a azufre, este hombre de 65 años, nariz alargada y ojos rasgados, con la ayuda de sus hijos Troka y Boina, forja ollas y paelleras de cobre y aluminio.

En una mesa de Yosika hay candelabros, estatuitas y balanzas. Y en una pared del fondo hay un estante con una Biblia y una representación de la Última Cena en relieve. Ancestralmente los gitanos no tienen religión, pero hoy en día existen protestantes y católicos.  Aunque esto no los ata a nada, porque como dice Dalila, “la única religión del gitano es la libertad”.

Milane trabaja arduamente en su taller.

Milane trabaja arduamente en su taller.

Y esa es la única religión presente en las canciones que Amé le Rom canta en el auditorio. ¡Viajar por todos los confines lejos de mi tierra donde no haya guerras!, entonan las cuatro coristas con voces alegres en Se fue para el cielo, una canción rápida con aires de flamenco. Una de las mujeres que baila más animadamente las piezas es Lucero Lombana, una mujer de unos 33 años, cabello negro en corte de capul y de pómulos sobresalientes. Ella aún mantiene la tradición de la lectura de la Buenaventura.

Amor, dinero, salud, lo que todos queremos saber de nuestras vidas nos lo dice Lucero. “A usted le va a ir bien, va a tener el poder y el dinero que usted tanto quiere, ¿si me entiende?”, dice cuando las señales de la palma de su “cliente” se lo indican, y a cada frase que pronuncia la remata con un ¿si me entiende? Luego de la lectura pide algo de dinero. Según Dalila, a los gitanos no les importa mucho la plata, sino “sólo el medio para relacionarse con los  gadyè”.

En la última canción de Amé le Rom ninguna bailarina se hace presente. Sólo Tosa, un gitano de unos 40 años, calvo, de bigote en forma de candado, que canta con voz algo ronca: Tú a mí me enloqueciste, por tu gran cabellera, tus lindos ojos, tus lindos ojos. Sólo lo acompaña un suave sonido de pandereta. Al finalizar una ovación del público despide a la agrupación musical y varios de los asistentes se van tarareando alguna de las canciones de este pueblo legendario.

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EMPECEMOS DE CERO CON LADY YULIANA

May 13, 2009 at 2:42 am (Perfiles) (, , , , , , , , , , , , , )

Disco de Lady Yuliana. Cortesia Codiscos

Disco de Lady Yuliana. Cortesia Codiscos

 

Por Paula Ricciulli  

Lady Yuliana Vásquez Osorio, con su rostro armónico, cuerpo voluptuoso, y casi 1,75 metros de estatura, bien hubiera podido ser modelo o reina de belleza. No obstante, eso nunca le interesó, su pasión siempre fue la música. Ahora, esta nativa de Chinchiná, Caldas de 24 años,  es llamada “La Diva de la Canción Popular”, y ha viajado a Venezuela, Ecuador, Guatemala, Miami, Barcelona, Londres, París, Amsterdam entre otros, interpretando temas de Padre y Madre, su primer disco.

Ella empezó su carrera musical como invitada de  Jhonny Rivera, uno de los principales artistas de la música popular en Colombia, colaborando en Empecemos de Cero Sé que te fallé, temas de él. Pero a pesar del éxito que tenía con Rivera, Lady empezó a sentirse frustrada, pues descubrió que el público quería verla, pero cantando sus propias canciones. “La gente que iba a los conciertos, me decía “bueno, niña, ¿Porqué no canta sola?, dígale que la deje cantar sola, ¿Usted no tiene CD, afiches, llaveros, fotos? nosotros queremos tenerla a usted”, afirma.

Su éxito como solista ha sido total. “Ella siempre tiene una gran acogida, pues es muy bonita y tiene un excelente manejo del público”, dice Octavio Otálvaro, empresario musical quien la acompañó en su gira por Europa en 2008. Pero no fue tan fácil. “Creo que para ella fue un reto, pues esta gira era la primera vez que estaba sin Jhonny”, opina Giovanny Ayala, otro de los “duros” de la música del despecho en Colombia, que viajó con Lady.

Ella disfrutó estos viajes por el mundo. “La primera vez yo ni me lo creía. Jamás pensé que podría recorrer nuestro país, ahora mucho menos fuera de él. La acogida fue grandísima, el amor que te expresa la gente es bien bonito”, dice. Pero estar lejos de su familia tampoco fue sencillo “Ella siempre me decía que qué rico conocer, pero también se sentía sola. Decía que muy bonito todo, pero acompañada”, afirma Andrea, su hermana.

Pero además de viajar, Lady ha comprobado lo que es sentirse como toda una celebridad, en las entregas de premios. Le gustan mucho estas ceremonias. Hace dos años recibió junto con Rivera dos premios Nuestra Tierra, que otorga la emisora La Mega, a la mejor interpretación y canción popular con Empecemos de Cero. “Me sentí muy feliz cuando supe que me había ganado el premio. Espero, con la bendición de Dios, estar nominada el año entrante y sigo trabajando todos los años porque algún día pueda ganarme otro premio”.

Por eso, ahora se prepara para asistir a los Premios TV y Novelas, uno de los eventos más importantes de la farándula nacional, donde a pesar de que no está nominada ni va a cantar, fue invitada por su disquera, seguramente para “robar cámara”. Para lograrlo, se dirige al almacén de Johanna Rubiano, en la zona T de Bogotá, donde espera encontrar el vestido perfecto.

Cuando llega al elegante almacén, de piso de mármol, e impecables paredes blancas, entre decenas de vestidos, bolsos y zapatos, de inmediato se siente atraída por uno de mangas largas cubierto por completo de lentejuelas moradas. Sin embargo, el atuendo ya está reservado para otra persona, y además “se vería como un tanque”, le dice Hernando, uno de los vendedores. Por eso, le ofrece un vestido negro de espalda descubierta. Lady, algo decepcionada, se dirige al vestier.

A salir de éste, su expresión cambia. Se mira en el espejo y sonríe. Ella dice que le gusta vestirse con jeans y blusitas cómodas. Julio César, amigo y manager, afirma que ella no es nada complicada para vestir. Andrea asegura que para las presentaciones se arregla mucho, va a la peluquería y se viste elegante. Se nota que Lady se siente muy bien. Tanto Hernando, comoManchola y Milena, los otros asesores del almacén, coinciden en decir que ese es el vestido y le queda perfecto.

Después proceden a darle una serie de consejos para “que se luzca”. Milena le muestra la forma de amarrar el moño que tiene el vestido para que su cintura se vea más pequeña. Lady parece poner atención, pero al mismo tiempo, está pendiente de su imagen en el espejo, posa mientras practica los consejos de Hernando: “Haga de cuenta de que usted es una reina. Saque el marica que tiene adentro”. Lady se ríe y le dice “¿Qué tal éste?, ¿Cómo así que el marica que tengo adentro?”, aunque parece comprender a qué se refiere Hernando, pues empieza a moverse de una manera más coqueta e insinuante.

Lady no se quiere quitar el vestido. Mientras se mira en el espejo, aprovecha para oír chismes  de lo que usarán otras celebridades locales en el evento “Claudia Bahamón va de blanco. Carolina Guerra con smoking”, dice Manchola “¿Quién, quién?”, pregunta Lady interesada. Finalmente se quita el traje y vuelve a ponerse su ropa: unas botas negras de tacón, medias pantalón de color fucsia, una minifalda de jean, decorada con una calavera de lentejuelas, un top y una chaqueta negra, y se dirige al spa, para prepararse para el gran día.

Parece difícil creer que esa mujer que luce elegante y sofisticada con un vestido de una de las mejores diseñadoras del país, haya sido la misma Lady que canta desde que tenía 13 años. “Ella, desde que yo estaba pequeñita, decía que quería ser cantante”, dice su hermana. Empezó con música colombiana representando a su colegio (Oficial San Francisco) en diferentes concursos regionales. Pero después cambió de género al unirse al grupo Chanel, de balada rock.

El grupo fue contratado para amenizar una fiesta organizada por Otálvaro en 2006, en la que estaba Rivera.  El empresario recordó que para ese entonces Jhonny estaba buscando una voz femenina.  “Yo le di el número de Lady. Ella cantaba rock, pero tenía una voz polifacética, que podía cantar tonos muy altos, y pensé que podría funcionar”.

Rivera cambió la vida de Lady, pues ella hizo un curso de mercadeo y ventas en el SENA y estaba haciendo todo lo posible para estudiar administración financiera. Trabajó como vendedora de tortas y repartidora de volantes. A pesar de su gusto por la música, veía muy difícil que se convirtiera en su profesión. “Esta carrera no es tan fácil. Se necesitan muchas cosas, no sólo el talento, sino los medios, los contactos, el dinero para hacer una producción para promocionarse y muchas más”.

“Si Dios no me hubiera puesto a Jhonny en el camino hubiera seguido cantando, pero no profesionalmente”, dice Lady.  Por eso es que fue difícil para ella decirle que quería tener una carrera como solista. Pero él la apoyó al máximo. “Me dijo, Lady yo sabía que esto en algún momento iba a pasar porque usted trabaja muy bien y es muy bonita”, afirma El artista no sólo le dio el visto bueno, sino que le compuso Padre y Madre, una canción que cuenta la historia de una mujer que queda embarazada y debe enfrentar el abandono de su pareja, y que le dio el título a su primer disco, del cual cinco temas son escritos por ella. 

 

Lady Yuliana con Hernando en el almacén de Johana Rubiano, midiéndose un vestido para los premios Tv y novelas

Lady Yuliana con Hernando en el almacén de Johana Rubiano, midiéndose un vestido para los premios Tv y novelas

Componer es una de las cosas que más disfruta Lady. Pero para ella es fundamental  sentir tristeza o amor para escribir una canción. Es el caso de Sabes, un tema suyo: “conocí a alguien, me estaba sintiendo enamorada y acababa de terminar una relación de cuatro años y tenía muchas ganas de volver a sentir eso que algún tiempo no sentía. Entonces empecé a escribirle, a cantarle, a la persona que de la que me estaba enamorando…(canta) Sabes, hoy no quiero ocultar, ni me quiero negar que es cierto que sienta tantas ganas de amar”.

A pesar de que sus canciones cuentan historias de despecho, desamor, y relaciones tormentosas, Lady nunca ha pasado por una situación similar. “He tenido relaciones complicadas, pero lo que se dice morirme por el desprecio o la ingratitud de un hombre, hasta ahora no”, afirmó en una entrevista a El Espacio. Dice que para sentir lo que interpreta, se mete descarnadamente en los tacones de la víctima.

Pese al éxito se Sabes y demás canciones como Me perdiste por cobarde, Mañana a esta hora, Lady sigue siendo una mujer sencilla y aterrizada. “Ella no ha cambiado nada, sigue siendo la misma, no ha cambiado como hermanita”, dice Andrea. “Lady es una mujer excelente”, afirma Otálvaro. “Antes que todo ella es una gran amiga y una gran persona”, dice Carlos Rubio, dueño del estudio donde grabó varios temas de su disco.

“Pienso que sigo siendo la misma, y siempre le pido a Dios que lo que cambie en mi sea para mejorar como persona y como cantante. Yo siempre he pensado que uno debe tratar a la gente como tiene que ser”, afirma. No tiene problema en decir que su papá trabaja en un supermercado, y su mamá era vendedora de tortas. Ahora, es ella quien los sostiene con su trabajo, pues “siempre quise recompensarlos por todo lo que han hecho por mí”, dice.

Lady encuentra radicada en Bogotá, lejos de su familia que está en el eje cafetero. A pesar de que los extraña, está contenta pues vive con Julio César y la familia de él en el barrio Modelo Norte. Le gusta hacer deporte, y ver cine: “Hace ocho días me vi El Niño con el Pijama de Rayas, antes me vi Quieres ser Millonario. Me encantan las películas de drama, que te dejan como una enseñanza, que te ponen a reflexionar.”

Le encanta la música romántica, las baladas, las rancheras, los boleros y el pop. “Me gusta de todo un poquito”, dice. Por eso no descarta  incursionar en géneros distintos al popular. “Si mañana puedo grabar un reguetón, una bachata y mi voz se presta para hacerlo, yo lo haría. Claro que sí”, dice.

Por ahora se encuentra grabando su segundo disco, que se mantendrá en lo popular.  Lady no sabe qué le depara el futuro, sólo sabe que le encanta lo que hace y “con la ayuda de Dios, mientras tenga vida, mientras tenga voz y tenga el amor de la gente, seguiré ahí bien constante y tratando de hacer todos los días lo mejor para mi público, que se lo merece”.

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LAS MASCOTAS MANDAN EN LA 56

May 11, 2009 at 2:08 am (En las calles de Bogotá)

Por Sergio Ricardo Peñaranda Castro.

La calle 56 con caracas tiene un fuerte olor a excrementos mezclado con el perfume de aromatizantes y jabones. Allí hay más de 20 locales de mascotas desde hace muchísimo tiempo. Tanto que nadie sabe decir exactamente cuándo ni cómo empezó a formarse esa calle — y ese olor — tan particular de la ciudad.  

Aves, perros, peces, conejos, gatos, hámsteres y seres humanos revolotean de un lado a otro de los locales. The persian house, Mi mundo animal, Universal de mascotas, Mundo fauna, Mundo marino, y Cat dog city, son algunos de los nombres de los almacenes de mascotas.

En la calle 56 los animales son exhibidos afuera.

Los animales los exhiben afuera de los locales.

No sólo el olor llama la atención, pues es una calle llena de una música bastante original.  Las aves son las que ocasionan más ruido pero son las que mejor sirven de adorno gracias a la diversidad de sus colores y lo exótico de sus formas. El canto de los pájaros está acompañado por el chillido lastimero de los perros consentidos que ven a su posible dueño. Estos animales son los que generan más ternura en los niños que pasan al lado de su madre. “Mira mami, ¿me lo compras?”, dice una pequeña mirando a un labrador café que mueve la cola mientras la niña lo acaricia. “Después hija, después” es la respuesta de la madre y de buena parte de las que vienen llevadas de las manos de sus niños.

Los cachorros están encerrados en unos cubículos rectangulares de vidrio, exhibidos al frente de los locales, muchos más apropiados para peces que para perros. La ternura de observar a uno de estos animalitos desaparece por completo cuando empiezan a hacer sus necesidades y el vendedor corre a retirar el papel periódico que está debajo del perro, todo con tal de no romperles el encanto a los clientes, en especial a los niños. Pero aún así no pueden detener el olor. Aún así se apresuren a rociar un poco de ambientador en el aire, o tomen un balde con un trapero y restrieguen el piso con todas sus fuerzas, no podrán disfrazar el olor chillón del orín y el pestilente aroma de los excrementos.

Los peces en cambio, no molestan a nadie en el local. El acuario más costoso llega a 15 millones de pesos, cifra que es difícil de creer. Es más o menos de tres metros de largo y uno de ancho. “Pero 15 negociables”, dice la vendedora, como si eso fuera un alivio. Esos acuarios también tienen su propio olor. Es necesario evocar un aroma de piscina sin limpiar por algunos días para comprenderlo. Por su parte, los gatos permanecen callados observando todo con una mirada que da la impresión de ser astuta y penetrante. En The persian house descansan en una estructura que llaman Gimnasio o Centro de juegos. Allí se liman las uñas, juegan y duermen. “Tan sólo 650 mil negociables”, dice el vendedor. Si se tiene en cuenta que allí se puede conseguir un gato desde seis mil pesos el precio del Gimnasio es demasiado elevado.  

La calle de las mascotas se ha extendido y ahora también hay varios puntos de venta en la 55 y 54. Los dueños de los locales afirman que no se pueden quejar de los ingresos. Los mayores aliados de los vendedores son los niños, que tienen un gran poder de convencimiento sobre sus padres. ¿Y el olor? “Ya nos acostumbramos”, responden.

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